sábado, 31 de julio de 2010

Luthelosmoon… Solo un lugar?


Era una mañana fría, la brisa salada era normal en el puerto pero acariciaba mi piel casi de manera brusca, era el dolor perfecto. Secretamente me deslicé en las telas que colgaban del techo para que me permitieran salir a cubierta. Fue instantáneo como mi padre me hizo una seña para que me ocultara, de nuevo. Entonces la fría mano de Aizora me arrastró de nuevo hasta donde había estado últimamente. Demasiado tiempo en altamar para mi gusto. Mientras Aizora y Arkegora parecían hablarse sin palabras yo esperaba el momento justo para salir de ahí. Hasta que por fin mi padre se distrajo lo suficiente como para poder escabullirme por babor. Logré llegar al puerto sin mayor dificultad, corrí el trayecto que me hacía falta, aunque el vestido era hasta cierto punto un impedimento para mi libre movimiento, no podía aprisionar mis ganas de llegar. No sé que había, pero debía llegar. Corrí hasta la plaza del pueblo, ahí jadeante busque reposo en una fuente cercana. Me senté observando a la gente que pasaba por ahí, desentonaba con la naturaleza de la gente de ahí. Lo sabía. Miraban mi mirada y por alguna rara razón me sentía mal al respecto. Al ser de alguna forma algo nuevo ¿o desconocido? Nadie en el pueblo tenía ojos vivos, todos eran oscuros casi negros, ¿era acaso una muestra de las tinieblas de su interior? Tal vez yo era la extraña. Pero al parecer nunca habían conocido a alguien de ojos claros, alguien como yo.